
El olor de una casa es una de las cosas que más influyen a la hora de causar una buena impresión. Y no solo basta con tapar los malos olores: la limpieza y la ventilación son fundamentales. Una buena ambientación se logra a base de pequeños detalles que conviene cuidar, ya que harán que nos sintamos bien cada vez que entremos en casa.
Consejos para controlar los focos de mal olor
1. Ventila:
Suena obvio, pero no siempre nos acordamos de ventilar todas las estancias de la casa. Con abrir las ventanas durante diez minutos cada día para que corra el aire y se renueve, es suficiente.
2. Suelos limpios:
Limpiar el suelo con algún desinfectante que aporte olor a limpio es esencial. El agua caliente con limón no tiene ingredientes químicos y, además, da muy buenos resultados.
3. Cuida los focos de mal olor:
Las zonas húmedas del hogar son las más propensas a acumular malos olores. El fregadero de la cocina es una de ellas; una buena solución es vertir una taza de vinagre con sal y bicarbonato y dejarla actuar durante media hora, con el tapón puesto; eliminará los malos olores y ayudará a desatascar las tuberías.
Lo mismo ocurre con el lavavajillas y la nevera. En el primer caso, hay que enjuagar bien los platos antes de colocarlos y, si se perciben olores desagradables, hacer un lavado en vacío con vinagre y un poco de bicarbonato. Con la nevera, nada mejor que una limpieza cada tres meses usando un trapo impregnado en vinagre.
Los textiles también absorben los malos olores y en este caso, el bicarbonato también es un buen aliado: espolvoréalo en las alfombras y déjalo actuar toda la noche, para después pasar el aspirador.
El baño es una zona delicada por razones obvias, pero también debido a la humedad. Un tazón con arroz o carbón vegetal ayudará a absorber la humedad y los malos olores. Las toallas merecen atención: conviene lavarlas cada semana y extenderlas bien después de cada ducha, para que se sequen por completo. Usar vinagre en lugar de suavizante hará que se limpien mejor y estén más mullidas.
4. Ambientadores:
Colócalos en las ventanas -para que el aroma circule por la estancia gracias al aire- y apuesta por lo natural. Procura evitar los ambientadores químicos que, además de ser menos sanos, suelen aportar un olor empalagoso y consumen energía. La lavanda, el pino, y las flores secas -narcisos, rosas, jazmines o gardenias- son excelentes opciones que también sirven para decorar.
Los aceites esenciales actúan como ambientadores y también pueden ayudar a mejorar tu estado de ánimo. Hay muchos tipos y cada uno tiene características y beneficios diferentes: lavanda, lima o limón, menta, pachuli, romero… Además, son la opción perfecta para cuando quieras que una estancia huela bien en poco tiempo: un cazo con agua hirviendo y unas gotas de aceite esencial, vertidas sobre un recipiente de cristal, harán que la estancia se aromatice en muy poco tiempo.
lavanguardia.com
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